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Unas por otras: encontrar el balance profesional

En el mejor de los mundos posibles, todos tendríamos puestos de entrada con un salario justo y prestaciones superiores a la de la ley. Sin embargo, como a una de mis profesoras le gustaba recordarnos, no vivimos en el mejor de los mundos posibles, no somos ni los más guapos, ni los más inteligentes y nuestros abuelos no dejaron riqueza generacional suficiente como para trabajar por hobby y no por necesidad. Así que nos toca negociar con nosotros mismos y el mundo laboral para encontrar un balance entre nuestras expectativas y la realidad.

Y justamente el día de hoy te voy a dar algunos consejos que, desde mi experiencia, me han ayudado a encontrar el balance profesional.

Consejos para encontrar el balance profesional

Trabajo es trabajo

Desde pequeña en casa escuché la frase: “trabajo es trabajo”, normalmente dicha cuando le preguntaba a mis papás por qué realizaban algo que en apariencia resultaba molesto o requería un esfuerzo, desde mi percepción, que iba más allá de lo que les habían pagado.

Si bien esta frase en principio significó para mí que uno sacrifica cosas para poder sacar la chamba, con el tiempo la he transformado en un mantra que me permite separar mi vida laboral de mi vida personal.

De esta manera, aunque haya ocasiones en las que las críticas a mi trabajo o mi forma de colaborar golpean un poco más fuerte a mis sentimientos, me recuerdo que el trabajo es trabajo y no tiene por qué afectar la manera en la que me percibo a mí misma.

Por otro lado, esta frase también me ha permitido valorar de mejor manera el esfuerzo que requiere llevar a cabo ciertos proyectos y la compensación que debo recibir por los mismos. Muchas veces quise botar un proyecto porque lo que estaba cobrando no valía el esfuerzo que le estaba poniendo a terminarlo, pero al final del día este mantra me ayudaba a recordar que yo había aceptado llevar a término el encargo y esto conllevaba una responsabilidad de la que no podía deshacerme aunque hubiese calculado mal el precio para mi cliente.

En resumen, el trabajo no te define como persona, pero la seriedad con la que enfrentas tus responsabilidades laborales sí influye en quién eres y cómo eres percibido.

No aceptes sin preguntar

Cuando inicias tu camino profesional es normal sentirte inseguro y aceptar la primera oferta sin chistar. Si bien esto no siempre sale mal, también es cierto que esto te puede conducir a un evento canónico que es mejor saltarse. 

Así que, si no sabes qué preguntar más allá del salario y las prestaciones, te recomiendo que hagas el siguiente ejercicio:

Imagínate trabajando en el puesto en el que estás aplicando, eres perfectamente capaz de aprender las habilidades necesarias para realizar tus tareas. Ahora sí, ¿qué es lo más importante para que tú puedas realizar tus tareas?, ¿buena comunicación? ¿una estructura rígida o flexible? Ya que sepas esto puedes hacer preguntas cómo: ¿con qué áreas se colabora más en este puesto?, ¿qué clase de liderazgo lleva el jefe del área?

Después imagina que ya llevas casi un año en el puesto, ya dominas todas tus tareas y empiezas a sentir el peso de la rutina. ¿Qué te ayudaría a superar este sentimiento?, ¿subir a un puesto con mayor responsabilidad?, ¿explorar otras áreas afines? Al saber esto puedes preguntar cosas como: ¿qué oportunidades de crecimiento existen para este puesto?, ¿cuál es el tiempo promedio en el que se da este crecimiento? o bien, ¿existe la posibilidad de tener movilidad hacia otra áreas a futuro? ¿hacia qué áreas se da esta movilidad?

Hacer preguntas puede dar miedo cuando se está comenzando un camino profesional, pero recuerda que lo peor que te pueden decir es que no y finalmente resolver dudas que surjan de acuerdo a tus planes a futuro te puede ayudar a tomar mejores decisiones sobre aceptar o no una oferta. 

Conoce tus límites

Crecer es aprender en qué podemos ceder y qué definitivamente no podemos comprometer. Así que, lamento tener que ser yo la que te diga que la vida adulta está llena de compromisos, ¿por qué? Te explico. 

Por más que busques no va a haber un trabajo que a la primera nos ofrezca todo lo que quieres. En ocasiones, al inicio de la vida laboral, hay que aceptar que el sueldo no va a ser el mejor, pero puede compensarse con flexibilidad laboral u oportunidades para adquirir experiencia en el área en la que quieres desarrollarte a futuro.

Lamentablemente, lo único que te va a indicar qué puedes aceptar y qué definitivamente no, es la experiencia. Por eso al ir desarrollándote profesionalmente es importante que reflexiones sobre la clase de cosas que quieres y cómo puedes llegar a ellas, te pongo unos ejemplos:

Si descubres que lo que necesitas es tener una mayor flexibilidad y control sobre tus horarios, tal vez la mejor opción sea buscar opciones de trabajo remoto o freelance, que te permitan manejar tus tiempos a tu conveniencia.

Si fluyes mejor trabajando directamente con un equipo y necesitas una estructura más rígida por el bien de tu estabilidad, un trabajo de oficina o híbrido puede adaptarse mejor a tus necesidades.

¿Requieres de flexibilidad para perseguir otros proyectos, pero necesitas la seguridad de un sueldo mensual? Hoy en día ya existen empresas que cuentan con horarios reducidos y esquemas de trabajo remoto o híbrido; y si bien los sueldos para esta clase de ofertas son menores comparados con otras similares de tiempo completo, si tus proyectos externos te permiten suplir la diferencia mientras desarrollas otras facetas de tu vida profesional, voltear a ver esta clase de oportunidades puede ser conveniente.

Ahora conocer tus límites también significa saber la clase de equipos con los que puedes o no trabajar, identificar las señales que te indican el tipo de personas con las que no puedes colaborar.

Para estos casos no puedo darte un consejo específico porque todos tenemos maneras de colaborar diferentes, pero lo que sí puedo decirte es que para resolver estos conflictos lo principal es tener una comunicación directa y estar abierto a aceptar tus propias fallas. Y finalmente, llevar los problemas más graves por los caminos y canales adecuados dentro de tu organización.

Espero que estos consejos te ayuden a enfrentar con menos temor el mundo laboral, conocer las posibilidades que tienes más allá de aceptar la primera oferta que te hagan y, lo más importante, lograr un balance profesional.


May González

Historiadora sin licencia para historiar. Cajita de contradicciones musicales y datos aparentemente irrelevantes. Eternamente fascinada por la cultura visual. En mis ratos libres me gusta soltar mis opiniones al vacío con la esperanza de que me responda.